A veces, intentando herir mi dignidad, te pasaste y pinchaste mi alma. Siento que la vida no es injusta, ya que cada uno tiene en su medida aquello que busca. A mi la vida me tomó desprevenida, por sorpresa, lo cual me volvió incapaz de defenderme, pero, a su vez generó una coraza tan gruesa en inflexible, que no se nota cuanto el corazón sufre.
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