Hace un tiempo, los días 29, para mí, más que sinónimo de ñoquis, son otra cosa.
Hoy quería mencionarte, a un mes más de tu partida física. Sé diferenciar afectos y, si todo lo que pase con vos, no me afectara en nada, te juro que sería una piedra. Además, quienes me conocen saben que hablo desde mi respeto. Si bien, en muchas cosas no concuerdo, te guardo un gran respeto, sos un gran ejemplo de lucha por la vida, en vos, tus hijos deberían ver muchas cosas.
Yo te lloré como una hija el día que te fuiste. Yo entré a la sala de reanimación y te vi. Así, lastimado, con moretones. Pero tenías cara de paz.
Entonces pienso que si Jesús lo quiso así -por algo-, estaba en tu plan de vida, pero es una lástima que quienes realmente deben aprender de tu persona y tus errores no lo hagan y solo se dediquen a extrañarte.
Con extrañar no basta, extrañar es superficial. Hay que aprender, tomar, hacer vida lo que alguna vez pasaste, mantener en pie tus palabras, tener presentes tus aciertos y tus errores, solo volviendo carne tu ejemplo, así vivirás para siempre.
No importa las cosas materiales tuyas que no tenga, para mí, siempre vas a vivir en mi recuerdo, y en mi corazón.
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