¡He aquí el tema, la crisis, el quiebre definitivo, la separación.
Todos saben que hace un largo tiempo, desapareciste, me exiliaste del paraíso que yo también me había esforzado en construir. La cuestión, es que mi relación no había resultado del todo como la creía...Encontré engaños, mentiras, infidelidades que iban desde tu pensamiento hasta lo imaginable.
Y si, la costra se solidificó y la soledad era ese escudo con el que me protegía de tus constantes ataques, de tus palabras insensibles, de tus insultos.
Me insultaste. Te acostaste conmigo. Me insinuaste tener una persona por quien preocuparte. Hiciste que me sintiera un pedazo de carne en tu cama. Y ahí me alejé por primera vez. Siempre estúpida, fuí capaz de oírte y creerte (aunque fuese poco, la esperanza de tenerte, me cegaba). Mi corazón me hacía quererte, pero mis ojos leían palabras de tu puño y letra, mensajes de texto, conversaciones, en las cuales, mientras (a mi) decías amarme; para ellas, yo no existía.
Y me pregunto... Cómo fue que pudiste mentirme así? Cómo fue que yo no era nadie en tu vida, y tus palabras eran dulces para ellas? Esperé explicaciones, pero mi alma se cerraba, mi corazón, ya casi ni latía. Y cada vez que te acercabas, una doble realidad llegaba a mi, de nuevo. Otra mujer más a la que le hablabas con otras intenciones. No te expresaste mal, así quisiste hacerlo. Conmigo si te expresaste mal, y lo seguis haciendo. Parece que nunca vas a cansarte de hacerme mal. Por qué? Yo qué te hice?
Y el oso se murió. Y la cueva se acabó. Y ya no quiero verte.
La pelea, (espero sea la última) fué a raíz de que sos incapaz de explicarme ciertas cuestiones. Esto es lo que vos elegiste desde el día que dijiste 'me cansé; no me surge nada, por favor, andate'. Esta vez, me cansé yo. Soy yo la que ya no quiere enterarse más de todo lo que has hecho, porque sinceramente, lastima, duele. Si vos decis que ya me explicaste las cosas, y yo insisto tanto, es porque realmente, nunca fuiste claro (ni con vos, ni conmigo). Se entender. Y se ver más allá de todo.
Ya me paré frente a mi misma, frente al espejo y en lo único que concordamos es en que ya no soy quien debe oír tus mentiras. Me encontré, me afronté y me vi sola.
Y así estoy. Sola. Sin vos, sin tus explicaciones. Ojalá no debas experimentar la sensación de que alguien que (en su momento) amabas juegue, te busque, te moleste, no te deje vivir, te asfixie.
Porque eso haces. Vivis tu vida light, dejaste la mochilita en tu casa y te fuiste a quien sabe donde. Pero no podes soportar la idea de que yo pueda sonreír o hacer actividades que me llenen.
Y eso, por egoísta, por falta de valor para afontar todo lo que me hiciste, todo lo que me lastimaste
Decidí no volver a hablar del asunto, ya que necesitas terapia para resolverlo. Simplemente, guardaré el recuerdo que me queda en un cajón, como una púber que guarda su diario íntimo sin candado. Ahí estará. Pero no perdurará abierto.
La herida se sanará, pero quedara la espina de nunca saber porque.
Yo miro para adelante.
Me saqué el disfraz de animal, ahora, soy una mujer, un ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario