Aprendí que a veces el camino que te indican como correcto, no da resultados en mi.
Aprendí a intentar luchar por lo que quiero, por lo mío...y me va mal.
Me va mal porque me siento sola, dejada, siento que mi voluntad se quebranta y no es respetada.
Pareciera que esta vida fué diseñada para los perezosos, carajo.
Y muchas veces no hay que prometer. Las promesas son armas de doble filo. Que pueden llegar fácilmente al alma y hacerla añicos en cuestión de segundos.
Para qué me dijiste, entonces: 'debiste pelear por tu lugar' si cuando pido mi lugar no me es concedido?
Para qué someterme una y otra vez a terapia de llanto, viendo como me mentis en la cara con tanta frialdad, como si no significara nada?
Y me juré no dejar de amarte.
Ahora debería jurarme dejar de idealizarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario